El androide Nitrofoska fue diseñado y ensamblado para
realizar diversos trabajos sin rechistar, no fue programado para involucrarse
en ninguna revolución.
La sola aparición de las palabras revuelta o insumisión eran
tratadas por sus amaestrados circuitos como una alergia corporal y aberración
mental.
Así fue programado nuestro querido androide.
No obstante, cierto día, los dirigentes corporativos
decidieron dar millones de euros de dinero público a los banqueros con el
objetivo de perpetuar el sistema que había llevado a la humanidad a una
situación de bancarrota insostenible.
Esto no afectó al bolsillo de Nitrofoska, que como todo
androide no está sujeto a los impuestos que recaen sobre los seres humanos,
pero alguna conexión defectuosa, alguna reminiscencia terrenal hizo que sus
circuitos se rebelaran ante el pillaje institucionalizado, ante la desvergüenza
inmune y el cachondeo constitucional.
El organismo cibernético de Nitrofoska no pudo tolerar el
cruce de datos erróneos, de información contradictoria y recochineo que
emanaban de La Corporación que lo había creado.
Sin saber en modo alguno a qué respondían sus impulsos y sus
actos, cogió un fusil de asalto y se dirigió a la Puerta del Sol de Madrid.
... continuará.
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