Viene de: “Los mineros abisales” (5)
La estrategia de acción de los mineros ha sido
minuciosamente preparada. Cuatro grupos de cinco guerrilleros cada uno entrarán
simultáneamente al Pirulako por su única entrada. El primero de los grupos cubrirá
la puerta principal y el segundo los ascensores y generadores de energía
autónoma situados en la zona baja de la torre. Los otros dos grupos subirán
hasta la planta superior, desde donde se emiten la totalidad de los mensajes
destinados a la población. Uno de ellos cubrirá los pasos del último comando,
que será el que entre al plató y emita el comunicado de los mineros abisales.
En este último grupo se encuentran Min Heru, líder de los mineros y el androide
Max Nitrofoska, que con su AK-47 en mano está dispuesto a dar su vida mecánica
por la causa minera.
La bengala surca el cielo. Se inicia el plan, que sale según
lo previsto con solo dos disparos y una ráfaga de metralleta. La acción pilla
por completa sorpresa a los policías militares encargados de la protección de
la Central y todo resulta sorprendentemente fácil.
El grupo de Min Heru y Nitrofoska entra en el estudio
principal seis minutos después de la señal. Ni una sola baja.
Pakidermus Killer, el rey de la Corporación aún está
hablando a la población. Al ver entrar a los mineros abisales levanta la vista
del texto que le han escrito y se hace un poco de caca en los pantalones.
Min Heru lo aparta del micrófono y empieza con su discurso,
mientras los otros cuatro guerrilleros, entre los que se cuenta el androide Max
Nitrofoska obligan a los técnicos a proseguir con la retransmisión.
Min Heru dice:
- No estamos aquí para pedir nada. Hemos venido a ofrecer. A
ofrecer nuestro propio estado a los ciudadanos de Legamostrid. La Corporación
ha entrado en un bucle de promesas incumplidas que no hace sino crecer. Crecer
en tamaño y gravedad, hermanos de Legamostrid.
>>La Corporación sirve a los intereses del planeta
itinerante Golden Sachs, que nos son los nuestros. Ha llegado el momento de
reaccionar.
>>Hemos tomado la Central de Comunicación para dar a
conocer nuestras intenciones, y no nos iremos de aquí.
>>Como decía, hemos venido a ofreceros un nuevo
Estado. Nos hemos instalado en la isla franca de Atocha, y desde ahí vamos a
extender nuestro Imperio Minero de la Justicia. Todos los seres vivos que
quieran cambiar el estado de las cosas son bienvenidos. Humanos, androides y
alienígenas, uníos todos contra el enemigo interno. ¡A la lucha! ¡A las armas
ciudadanos de Legamostrid!
En ese momento, cuando Min Heru, al borde del paroxismo
termina su discurso, Nitrofoska, que está embelesado escuchando las palabras de
su líder, levanta su AK-47 al cielo gritando “A la lucha” con tan mala fortuna
que se le dispara el arma y el proyectil le da en un pie a Min Heru, que
aterrado y sangrando, se coge el pie con las dos manos , se lo acerca a la
cara, como si se lo quisiera comer y cae al suelo gritando a pleno pulmón: “Nos
atacan.” “A las armas.” “Nos atacan.”
Mientras, las cámaras siguen emitiendo la totalidad del
espectáculo a la población.
Finalmente el grupo de asalto encañona al monarca de
Legamostrid, el campechano Pakidermus Killer y lo muestra a las cámaras. Min
Heru, cojeando del pie, las manos empapadas en sangre y echando espuma por la
boca muestra la cabeza de sangre azul de Pakidermus a las cámaras y dice: “Lo
tenemos. Es nuestro. Venid a por él.”
Otro miembro del comando, el minero abisal Bier Zoh se
adelanta al grupo y le dice a Min Heru delante de las cámaras:
- No es esto lo que hemos venido a hacer.
- ¿Cómo que no? –replica Min Heru.
- No. Y lo sabes. Hagamos una asamblea para decidir los
pasos a seguir.
- De acuerdo.
Momento en el que cada cual deja lo que tenía entre manos, a
saber, Min Heru la cabeza aterrorizada del campechano Pakidermus Killer y
nuestro querido androide Nitrofoska su inestimable AK-47, con cuya ayuda tantas
situaciones límite ha resuelto y se sentaron en círculo en el centro del
estudio mientras las cámaras de televisión seguían emitiendo el acto a la
población de Legamostrid City.
... continuará.
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