Tras entrar en la ciudad con sus vehículos pesados, su carga
de carbón nitroglicérido y sus armas, los mineros abisales se instalan en la
isla de Atocha, que ha quedado desprendida del resto de la ciudad y funciona
como puerto franco.
Pocas horas después la policía militar rodea la isla por
tierra, mar y aire.
A pesar del control policial gran cantidad de habitantes de
Legamostrid se están uniendo a la lucha de los mineros abisales. Entre ellos,
cómo no, nuestro querido androide Max Nitrofoska.
Se convoca una asamblea general en la que se deciden los
próximos pasos a seguir.
En la asamblea se llega al acuerdo de que la lucha sin
repercusión mediática es mucho más floja. Se disipa. Min Heru, el líder de los
mineros abisales propone tomar el control de la cadena de televisión de La
Corporación.
Se organiza un grupo de acción para el ataque. Nitrofoska es
uno de los elegidos del grupo.
Por su condición de androide despierta el recelo de muchos
mineros, poco acostumbrados al contacto con humanoides. No obstante, su AK-47 y
la destreza que muestra en su manejo decanta la balanza de su lado: formará
parte de la misión.
Los grupos de mineros abisales salen de la isla de Atocha en
la oscuridad de la noche y rodean el Pirulako, la sede de comunicación de La
Corporación. El ataque tiene lugar al amanecer.
Son las seis de la mañana y el boletín de noticias informa
de que La Corporación tiene controlada la situación el la isla franca de Atocha
y el resto del área urbana de Legamostrid. Se hace saber a los ciudadanos que
los mineros abisales pretenden desestabilizar el país para sumirlo en la
anarquía. Quieren acabar con el Estado de Derecho, con la democracia y el
orden. El monarca de La Corporación, el
campechano Pakidermus Killer aconseja a sus súbditos que al terminar el trabajo
regresen lo antes posible a sus casas, porque se coordinarán acciones de la
policía militar contra los mineros abisales antes de que instauren la anarquía
y el caos en la ciudad.
Poco después de las noticias se emiten gran cantidad de
anuncios de vehículos y perfumes de galaxias lejanas presentados por putas
corporativas. Entonces se inicia el ataque. Una bengala de minería profunda
surca el cielo. La señal que pone en marcha a todos los grupos de ataque
resplandece. La policía militar cree en un primer momento que se avecina un
ataque aéreo. Pero no. Los mineros abisales se desplazan por el elemento que
tan bien conocen: la tierra.
Nitrofoska empuña su AK-47 e inicia el asalto del Pirulako
junto a los mineros abisales.
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